IEDGE – ¡Tener la Razón NO ES SUFICIENTE!


El Rey Sabio

     “Había una vez un rey sabio y poderoso que gobernaba en la remota ciudad de Wirani. Y era temido por su poder y amado por su sabiduría.

En el corazón de aquella ciudad había un pozo cuya agua era fresca y cristalina y de ella bebían todos los habitantes, incluso el rey y sus cortesanos, porque en Wirani no había otro pozo.

Una noche, mientras todos dormían, una bruja entró en la ciudad y derramó siete gotas de un extraño líquido en el pozo, y dijo: “de ahora en adelante, todo aquel que beba de esta agua se volverá loco”

A la mañana siguiente, salvo el rey y su gran chambelán, todos los habitantes bebieron el agua del pozo y enloquecieron, tal como lo había predicho la bruja.

Y durante aquel día, todas las gentes no hacían sino susurrar el uno al otro en las calles estrechas y en las plazas públicas: “El rey está loco. Es preciso destronarlo”

Aquella noche, el rey ordenó que le llenasen un vaso de oro con agua del pozo. Y cuando se lo trajeron bebió copiosamente y dio de beber a su gran chambelán.

Y hubo gran regocijo en aquella remota ciudad de Wirani, porque el rey y su gran chambelán habían recobrado la razón”

Khalil Gibran

 

¿Alguna vez ha sido testigo de una discusión acalorada en la que no podía tomar partido por ninguna de la partes, porque parecía que todos los participantes tenían razón?, ¿ Ha participado en pláticas en las que estaba seguro de tener la razón y sin embargo, no pudo convencer a los demás acerca de ello?,  ¿Cuántas veces, como líder (padre de familia, jefe, dueño de compañía, director general, etc.), se ha encontrado usted en situaciones en las que  sabiendo perfectamente lo que se tenía que hacer no pudo lograr que su gente lo hiciera correctamente?

A lo largo de nuestros 20 años de experiencia como agentes de cambio en todo tipo de organizaciones, hemos vivido y participado en un gran número de situaciones como las descritas en el párrafo anterior, y seguramente a través de la vida, usted también ha experimentado una gran cantidad de situaciones como estas.

¿De qué sirve tener la razón si nadie nos hace caso? Al igual que en la pequeña historia al principio de este artìculo, ¿cuál es la ventaja de ser sabio y poderoso si el resto del mundo nos considera locos?

Preguntas como estas han sido tema recurrente de largas conversaciones con Dueños y Directivos de toda clase de organizaciones, así como con Padres de Familia y Líderes Espirituales. Todos ellos nos han expresado una gran frustración ante la imposibilidad de lograr que sus organizaciones o familias se desempeñen de acuerdo con lo que para ellos pareciera ser “simple sentido común”.

La misma queja ha sido expresada incansablemente por académicos y jóvenes profesionistas: ¿De qué sirven todas nuestras horas de estudio e investigación tratando de aprender y desarrollar las mejores respuestas si al final todo mundo termina haciendo lo que le da la gana?

Habiendo escuchado cuidadosamente todas las argumentaciones presentadas por cada una de estas personas, y gozando de un punto de vista externo a las situaciones particulares de cada caso, un patrón común empezó a emerger de entre todas estas lamentaciones: Todas, absolutamente todas las personas manifestando su frustración sobre este tema, usaban como base de su argumentación la idea de que: “tener la razón debería ser suficiente para que los demás me sigan y hagan lo que yo les indico”.

Este descubrimiento dio lugar a una serie de estudios, análisis y trabajos prácticos que culminaron en el hallazgo más significativo de nuestra experiencia como promotores y guías del cambio. Lo llamamos “la pepita de oro de la experiencia”, y nos ha permitido entender y guiar exitosamente esfuerzos encaminados al cambio en situaciones como las descritas anteriormente y algunas mucho más complejas.

Como siempre sucede, una vez que hemos logrado descifrar un problema complejo, resulta que la clave de todo pareciera ser algo sumamente sencillo, algo que ha estado ahí todo el tiempo pidiendo a gritos ser descubierto. Nuestro hallazgo no escapa de ninguna manera a esta realidad. Y lo que es más, estamos absolutamente seguros de que ni siquiera es un hallazgo como tal, sino que muchas otras personas han llegado a esta conclusión antes que nosotros.

Pues bien, nuestra pepita de oro, el corazón de nuestras actividades durante los últimos 10 años, consiste en haber tomado conciencia de que pese a que hemos sido educados, entrenados y condicionados para buscar y defender la “razón”, la realidad es que si bien tener la razón es importante, TENER LA RAZÓN NO ES SUFICIENTE.

Esta conclusión es el resultado de nuestras propias observaciones, discusiones y reflexiones acerca de esfuerzos de mejora llevados a cabo en una gran variedad de ambientes en los que afortunadamente hemos contado con asientos en primera fila; familias, organizaciones multinacionales, negocios familiares, equipos deportivos, empresas de espectáculos, universidades, etc.

Observando el mundo a través de esta nueva perspectiva, encontramos que las pruebas se encuentran alrededor de todos nosotros, en nuestras experiencias del día con día. ¿Usted, que opina?, ¿Ha visto estas señales?

 ¡Quedo a la espera de sus comentarios!

Gabriel López

Profesor de Dirección de Operaciones

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* Los contenidos publicados en este post son responsabilidad exclusiva del Autor.

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Comentarios


  1. Diego Arenas
    comento el día 31 de octubre a las 4:22 am (#)


    Concuerdo con esto, a veces que frustrante es!!


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