El término equilibrio con sentido crítico y desde el punto de vista que nos concierne en la actual dirección general, se refiere a la capacidad de una persona para actuar conforme a la razón, para manejar una situación difícil y problemática, sin dejarse llevar alocadamente por las propias ideas o sentimientos, alcanzando una posición en el espacio sin caerse y la proporción y armonía entre los elementos dispares que integran un conjunto.
Ejercer el liderazgo es en muchas ocasiones elegir entre múltiples extremos aparentemente opuestos la proporción adecuada a la situación, al objetivo, al equipo, al reto, coordinando y modificando esa elección a lo largo del tiempo a la velocidad adecuada. La mayoría de estas paradojas, como la mayoría de las decisiones que nos planteamos, no tienen una respuesta única, una respuesta buena. Todas son viables y nos corresponde a nosotros elegir el porcentaje adecuado y hacerlo bueno conforme elegimos.
Nuestra única certeza es la incertidumbre entre lo global y lo local, entre la demanda de experiencia y la necesidad de aprendizaje permanente. Entre la firmeza de criterios y la flexibilidad del liderazgo; entre la ambición de ganador y la generosidad de cualquier responsable. Navegamos aguas revueltas entre planificación a corto, medio y largo plazo y creatividad constante. Nos pertrechamos en nuestra ética personal frente a las múltiples tentaciones del entorno. Nos exigimos la velocidad de la tecnología y la seguridad del acierto sin riesgos ni errores; maximizar volúmenes y dar el mejor y más personalizado servicio. Vamos de la generalidad hasta el detalle diferenciador. Mitad visionarios soñadores y siempre hacedores. Fantaseamos con el éxito y huimos del fracaso.
http://www.youtube.com/watch?v=AP5VIhbJwFs
Alardeamos de jefes y añoramos la arena. Hablamos de compartirlo todo, de comunicar abiertamente y de información confidencial. Pasamos nuestra vida entre el orgullo y la insatisfacción permanente, preservando valores tradicionales y desarrollando nuevas capacidades, con una línea cada vez más difusa entre ocio y negocio, entre lo público y lo privado. Reclamamos más procesos automatizados y nos imponemos más libertad creatividad. Exigimos lealtad y elegimos, casi siempre, la mejor oferta. Disponemos de toda la información al alcance de nuestra mano y nos cuesta, más que nunca la toma de decisiones. Todos somos líderes pero convivimos con un nivel de desempleo histórico. Elegimos nuestro proyecto y construimos nuestro desarrollo profesional. Al final alcanzamos la independencia de criterios, a fuerza de echar de menos y al mismo tiempo, criticar cualquier paternalismo o imposición. Aceptamos, poco a poco, más diversidades y discriminamos a aquéllos que no las integran. Y en un último guiño de tanta compleja sofisticación, demandamos transparencia y sencillez. Vivimos estresados, pero cada vez jugamos más. Nos mueve la pasión desde lo que somos, desde lo que hacemos con excelencia a lo que queremos ser, a nuestro siguiente paso.
Y en medio de esta vorágine hablamos de otro equilibrio más: la conciliación entre lo profesional y lo personal, porque todo cambia, pero lo que amamos nos sigue conformando como somos. La familia sigue siendo origen y final de nuestro quehacer a lo largo de la vida. Constituye nuestra motivación para tirar hacia delante y progresar y nuestros cuarteles de invierno donde buscar refugio cuando la vida nos hace daño o cuando necesitamos reposar el alma. Son aquellos por los que luchamos, por los que estamos dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos. Más allá de los lazos de cosanguineidad y de los contratos civiles firmados, la familia es el grupo de personas que confortan nuestro espíritu: cualquiera o cualesquiera que nos da cobijo y amor, que nos tiende la mano en los momentos que les necesitamos, en los momentos de duda, en los de soledad. Un punto de constante regreso.
La familia en un sentido amplio desempeña funciones muy importantes y es la auténtica mantenedora de nuestra autoestima, de nuestros principios, aunque cada vez sean menos, y de nuestros valores. Es igualmente, a pesar de tener que compartir esta labor con otras entidades y con la Administración Pública, correa de transmisión de valores morales y ejerce el liderazgo indiscutible en la educación de los individuos del futuro, como personas, como profesionales y como ciudadanos. Se aprende y en la infancia especialmente, aprendemos, por ósmosis, por reflejo de lo que vemos a nuestro alrededor en aquellos a los que queremos y queremos imitar, a los que nos queremos parecer. Se aprende por lo que se ve, por lo que se oye y por lo que se calla. Las percepciones y los valores éticos se contagian y se cimentan sólidamente en el entorno familiar con la enorme responsabilidad que esto conlleva.
http://www.youtube.com/watch?v=uKT24C99YXM
Los fuertes, los duros, los escépticos, los solitarios, los enganchados a la red, los que dicen odiar las celebraciones e incluso aún más, las fiestas navideñas…todos necesitan una familia en el sentido amplio que hemos descrito anteriormente, porque en un mundo, en este siglo que acabamos de empezar, rodeado de violencia, de ambiciones, de discriminación, de soledad, de tentaciones múltiples, la familia es la razón y la caja fuerte de muchas cosas, de las cosas que dan sentido a la vida, al esfuerzo, al quehacer diario, las que nos elevan y nos hacen trascender: dejar tras de nosotros mismos una sociedad mejor que la que encontramos, para los nuestros.
A pesar de sus avatares, de los retos a los que se enfrenta, de las brechas generacionales que ha tenido que solventar, de las crisis a las que ha sobrevivido, de los intereses que se entremezclan en ella, pasiones, intereses económicos, presiones sociales, políticas, religiosas…la familia es la institución, la empresa, que mejor ha evolucionado a lo largo de los tiempos, la que más largo perdura en el tiempo, porque mezcla lo racional y lo emocional permanente y sabiamente con la experiencia de los años con la mayor generosidad que el ser humano es capaz de aportar. Y equilibra día a día intereses contrapuestos, la juventud y el sentido común, la disciplina y el cariño sin límites, el disfrute y el sacrificio y tantos y tantos otros. Quizás otras entidades con vocación de permanencia deberían tomar buena nota.
Por eso y por todo lo anterior, de todas las definiciones de equilibrio para la dirección no puedo evitar inclinarme por la definición llamada Equilibrio de Nash en la teoría de juegos: una estrategia colectiva óptima en un juego que involucra a dos o más jugadores. Lo importante no es lo que hacemos sino lo que hacemos con otros.
¡Quedo a la espera de sus comentarios!
Profesora de Management y Entrepreneurship
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* Los contenidos publicados en este post son responsabilidad exclusiva del Autor.
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Fernando Pulido Soto
comento el día 31 de octubre a las 11:56 pm (#)
hola Isabel,
me gusto mucho este blog me recuerda a una frase que escuche de un Profesro de la universidad «Quien fracasa en la familia, fracasa en todo» y la verdad de que te sirve tener mucho exito profesional si la familia no la aprovechaste, el tiempo es lo mas valioso que tenemos, es lo unico no renovable y debemos saber donde lo gastamos o invertimos.
Saludos
Fernando
Isabel Aguilera
comento el día 09 de noviembre a las 6:53 am (#)
Ciertamente… Mira yo creo que tarde o temprano, se impondrá otro ratio de valoración, lo que yo llamo el ROIT (return on invested time)y entonces, «científicamente» llegaríamos a esa conclusión. La familia, los seres queridos (porque hay muchos tipos de familias y cada vez más)te devolverán con creces cualquier tiempo que les prestes, con generosidad.
Son el alfa y el omega de todos, que al final, somos seres humanos, seres sociales.
Qué bueno que ya lo viste.
Fernando Pulido Soto
comento el día 09 de noviembre a las 8:02 pm (#)
muchas gracias Isable, esta super bien el termino de ROIT
=)
Alberto Mojica
comento el día 23 de noviembre a las 11:57 pm (#)
A mi igual… me ha gustado mucho el término ROIT!!
Alejandra Torres
comento el día 08 de noviembre a las 5:17 pm (#)
Hola Isabel,
Simplemente INSPIRADOR, muchas gracias por compartir este post, me encanto. Para mi es muy fácil perderme en el concepto de equilibrio, tiendo a irme a los extremos tal cual lo comentas, ahora estoy aprendiendo que al final la vida siempre es mejor «compartida».
saludos
Isabel Aguilera
comento el día 09 de noviembre a las 6:49 am (#)
Sí que es buena la vida compartida, pero debemos continuar con la construcción del «ser elegible», aportar valor a esa unión, a cualquier unión, es lo que nos toca como contrapartida.
Y , ¿sabes? a veces saber estar solo, también es fundamental: enfrentados a nosotros mismos también debemos saber quiénes somos, conocernos a nosotros y nuestros límites
Otro equilibrio difícil…
Saludos!
Isabel
Enrique Esparragoza
comento el día 09 de noviembre a las 5:57 pm (#)
hola Isabel estoy de acuerdo contigo, la familia es el aspecto mas importante que puede tener un individuo mas incluso que el trabajo, para tener un crecimiento exterior debemos de iniciar con nosotros mismos y nuestros familiares. buena frase Fernando
Alberto Mojica
comento el día 24 de noviembre a las 12:00 am (#)
Hola Isabel, buenas noches!
Tenía pendiente contestar algunos de los posts… aunque las lecturas las realicé antes de las tutorias.
Este post me ha parecido lo más acertado. Creo que ninguna persona puede llegar a tener éxito si no tiene un balance en todos los aspectos de su vida. La familia sin duda es un soporte básico en la vida de un buen empresario.
Que tristeza no tener con quien compartir tus logros o con quien compartir tus frutos.
Muchas Gracias
Saludos