IEDGE – El Ritmo de tu vida


El tiempo que nos toca vivir se ha caracterizado por la velocidad y el cambio,  que se ha impuesto en las personas, en los grupos, en las familias, en las organizaciones. El hombre de hoy es el hombre de la innovación y del cambio. Ese reto del cambio nos pide respuestas inmediatas y continuas, especialmente en lo que se refiere a la búsqueda del sentido de la vida. El cambio es equivalente a la vida, la vida es cambio y el cambiar es signo de vitalidad.

ritmoEnfrentamos una paradoja un tanto arriesgada, no hay razón para aceptar los cambios pasiva e irremediablemente, podemos conducirlos. Es importante darnos cuenta que debemos apostar a la  reflexión y al análisis,  de lo contrario corremos el riesgo de caer en una situación de gran velocidad pero también de una gran superficialidad.

Ajustar la propia vida a nuestras convicciones, llevar a la práctica decisiones y alcanzar objetivos propuestos solo es posible si nuestra capacidad de ser congruentes y de aprender responden a esas exigencias.

Sin embargo, a muchas personas se nos olvida con frecuencia por qué hicimos las cosas y sin darnos cuenta, uno mismo empieza a ignorar por qué tomaste las decisiones que más han marcado tu vida, por ejemplo,  ¿Por qué formaste una familia? ¿Por qué quieres a tus amigos? ¿Por qué decidiste estudiar una carrera universitaria? ¿Por qué trabajas en una u otra empresa? ¿Por qué iniciaste una empresa? ¿Por qué llevas el ritmo que llevas de tu vida?-


Entonces este mundo rápido nos lleva a desarrollar la sensación de que hay que olvidar, olvidar lo que paradójicamente  nos ha hecho felices y ha escrito nuestra historia personal. Bueno pues parece claro que lo que importa es la vida,  pero la vida entera, todo el tiempo, lo realizado y lo pendiente. Tanto el pasado como el futuro se hacen por medio del presente, a través del día a día, finalmente eso es lo que importa cuidando siempre de no perder la perspectiva. No sabremos que somos ni para donde vamos, ni que debemos hacer concretamente si no nos damos tiempo para pensarlo.

Somos pero no estamos hechos, nadie está finalizado. Esto significa que debemos de continuar luchando por hacer viable ese proyecto en que consiste nuestro vivir. La persona puede volverse no interesante para sí cuando piensa que no puede hacer nada consigo misma.

Este momento es una gran oportunidad de reflexión que nos inspire a recordarlo, para movernos al agradecimiento con todas las personas que nos han ayudado a ser lo que hoy somos, para aprovechar los dones recibidos y para devolver a los otros lo que antes hicieron por nosotros.

El tener claro nuestro camino en la vida,  implica una especie de empatía con la realidad,  de manera que cada uno sea capaz de distinguir que el verdadero motor no debe ser la utilidad de nuestras experiencias sino la posibilidad de cambiar al mundo, cambiarlo para bien y llegar a ser felices.

¡Espero sus comentarios!

 Silvia Ahumada (@silvia_ahumada)

Profesora de Dirección de Personas

Nota: Para aprender de una forma práctica y rápida sobre éstos conceptos, le invitamos a que consulte la Especialidad Europea en Dirección de Personas.

* Los contenidos publicados en este post son responsabilidad exclusiva del Autor.

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