El alto rendimiento de una empresa como su supervivencia a largo plazo dependen en gran medida, del tipo y profundidad del compromiso de sus miembros con la misma. Esta no es una idea nueva. Lo que podría ser nuevo, al menos para algunos, es la evidencia que la avala.
Los directivos de las empresas dedican grandes esfuerzos para establecer, en forma periódica, los objetivos estratégicos que deberán cumplir durante el año. Además, invierten tiempo y recursos para comunicar esos objetivos a toda la compañía.
Aun así, pasa todo el tiempo que los objetivos no son seguidos por los colaboradores o simplemente se abandonan a la primera confrontación.
Cuando se abandona el esfuerzo por lograr los objetivos, la primera pregunta que se hacen los miembros de un equipo es: “¿Para qué se definen los objetivos si nadie los cumplirá?”. Esta postura, además, merma la confianza puesta en los líderes del equipo y en la empresa.
¿Por qué falla la acción Directiva? En la mayoría de los casos (un 70 % estimado) no es por mala estrategia, es por mala ejecución. Menos del 10 % de las estrategias formuladas son ejecutadas en forma efectiva.
Cada vez es más necesario contar con personas comprometidas para competir con éxito en un entorno globalizado. Por ello, el impacto de las decisiones directivas en el compromiso de las personas con la empresa debería recibir una atención más cuidadosa.
Del mismo modo que la estrategia se preocupa de las consecuencias económicas de las decisiones directivas, la “Intrategia”, determina las consecuencias de las decisiones directivas en el compromiso de las personas con la empresa.
Toda decisión directiva tiene, se quiera o no, una consecuencia estratégica en términos de mayor o menor beneficio económico, y una consecuencia intratégica en términos de refuerzo o debilitamiento del compromiso y la confianza de la gente para con la empresa.
Las decisiones que evalúen sólo uno de estos dos resultados son, como mínimo, incompletas, si no peligrosas para el rendimiento de la compañía y su supervivencia.
Las compañías incluidas en el ranking de “Fortune” tienen altos niveles de unidad y, por tanto, , son buenas candidatas para sobrevivir más tiempo que otras compañías del mismo entorno competitivo. Esto es así, entre otras razones, porque pueden adaptarse más rápido y mejor a los cambios del entorno, fidelizar a sus clientes y generar sueldo mental:
La gran mayoría de decisiones directivas afectan tanto al beneficio como a la unidad. Por ello, sería insuficiente tomar decisiones directivas teniendo en cuenta solamente sus consecuencias estratégicas o bien únicamente las intratégicas. Es más, una estrategia por sí misma, incluso la mejor estrategia, sería poco útil si no existiesen personas capacitadas que están suficientemente comprometidas para llevarla a la práctica. La empresa necesita tener directivos con competencias tanto estratégicas como intratégicas.
Las intrategias oportunistas que buscan resultados económicos a corto plazo no producen unidad, sino cinismo. Muchos ejemplos muestran cómo en las empresas de alto rendimiento y larga vida las personas son lo primero.
La Intrategia no debe ser una moda sino una forma de asegurar que las decisiones sean contundentes desde el punto de vista económico y humano.
Fuentes:
Notas del Autor.
Pablo Cardona.
Silvia Ahumada (@silvia_ahumada)
Profesora de Dirección de Personas
Nota: Le invito a que consulte la Especialidad Europea en Dirección de Personas
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