IEDGE – Los motivos iniciales de la crisis actual


Hagamos un breve y muy sencillo repaso de la crisis financiera que se deriva de los instrumentos “subprime” en los Estados Unidos.

Empecemos revisando a los actores de esta crisis:

  • Personas físicas que en realidad no eran sujetas de crédito y que tenían no sólo un crédito hipotecario sino varios, en muchas ocasiones.
  • Agencias colocadoras de hipotecas que cobraban una comisión por cada crédito otorgado (créditos en la mayor parte de las veces sin un estudio cuantitativo, ni cualitativo), sin verificar la capacidad de la persona de generar flujos en el futuro.
  • La banca comercial que no auditó estas operaciones.

http://www.youtube.com/watch?v=8vXb6DayeU4

El mayor crédito incrementa la demanda y provoca un notable aumento en las propiedades, lo cual en ese momento, permitía una salida a quienes habían solicitado un crédito y no podían pagarlo, pues la propiedad se revaluaba constantemente.

En el verano del 2006, esta burbuja especulativa alcanzó su máxima expresión, sin embargo para marzo de 2008, la caída en el valor de las propiedades era ya de casi el 30%, pues al no poder pagar las hipotecas, los embargos afectaron notablemente el mercado y las propiedades en vez de revaluarse, se devaluaban.

Según el FMI, para agosto del 2009, la crisis había superado los 3 billones de usd.

Pero, sigamos revisando a los principales actores:

La banca comercial se fue llenando de créditos hipotecarios basura, incobrables, por lo que decide pasar la cartera a la banca de inversión especializada en Wall Street: Los Bancos de Inversión, crearon nuevos bonos de inversión para el mercado de inversiones y utilizaron estos créditos hipotecarios como colateral (“Collateralized debt obligations”), estos Security CDO´s contenían ya los créditos hipotecarios incobrables y fueron incorporados a fondos de inversión, los cuales fueron avalados por las Agencias calificadoras y asegurados por las compañías aseguradoras que al final, no pudieron cumplir con sus compromisos.

Como podemos observar, se da un encadenamiento de instrumentos que carecen del más básico y principal requisito del sistema financiero local e internacional, el estar basados en la generación de flujos, el estar basados en la producción.

Independientemente de que todo este entramado hay tenido una base legal y regulatoria, que discutiremos en la próxima sección, los aspectos éticos podrían discutirse ampliamente pues en cada instancia pudo haberse detectado la complejidad y el peligro de las operaciones.

Los instrumentos financieros recorrieron un largo camino antes de hacerse evidente su insolvencia, muchos actores también intentaron alargar la vida de instrumentos que no tenían respaldo.

La interconectividad financiera llevó a este escenario de inflación para el final del 2008.

Después de Wall Street, la crisis se manifestó en las bolsas europeas, posteriormente en Japón y después las bolsas asiáticas. Como vimos anteriormente, los desequilibrios macroeconómicos por las diferencias en las balanzas de pagos son inevitables sin embargo esta crisis presentó una fenomenología especial, ya que como veremos más adelante con el Profesor Soley, la crisis “subprime” se convirtió en una crisis de confianza, que a su vez se convirtió rápidamente en una crisis de solvencia, y ésta en una crisis económica global.

Es necesario pues, pensar en una nueva estrategia financiera global y un esquema más rígido de supervisión y regulación. Recomiendo ampliamente el documental “Inside job” es fácil de conseguir y presenta una explicación amplia, sencilla y muy estructurada.

 

¡Quedo a la espera de sus comentarios!

 

Carlos Hernández

Profesor de Dirección Financiera

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* Los contenidos publicados en este post son responsabilidad exclusiva del Autor.

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Comentarios


  1. Vania
    comento el día 12 de junio a las 3:18 am (#)


    lo increible es que empezó 2006 y como lo escribí en mi primer comentario y tambien el mismo ejemplo aprecio en un video la fichas sigue cayendo y no se le ve fin ( falta portugal)


  2. Carlos Hernández
    comento el día 12 de junio a las 10:57 am (#)


    Como comentábamos, está muy lejos el fin, es el momento de que la banca y los organismos internacionales, además de los gobiernos construyan nuevas reglas acordes al nuevo perfil global y a una distribución más equitativa de la riqueza.
    Muchos saludos…

    Carlos Hdez. Caballero.


  3. Carlos Hernández
    comento el día 12 de junio a las 11:21 am (#)


    Les dejo lo que publica el Dr. Krugman el lunes pasado en «El País»:

    Otro rescate bancario
    Los bancos españoles sí que necesitaban un rescate. España estaba claramente al borde de un “bucle de desgracias”
    PAUL KRUGMAN 11 JUN 2012 – 17:24 CET529
    Vaya, otro rescate bancario, esta vez en España. ¿Quién lo habría imaginado?
    La respuesta, por supuesto, es que todo el mundo. De hecho, toda esta historia empieza a parecerse a un manido número de comedia: una vez más la economía se hunde, el paro se dispara, los bancos tienen problemas, los Gobiernos se apresuran a acudir al rescate; pero, por alguna razón, se rescata solo a los bancos, no a los parados.
    Para dejar las cosas claras, los bancos españoles sí que necesitaban un rescate. España estaba claramente al borde de un bucle de desgracias; un proceso bien conocido en el que la preocupación por la solvencia de los bancos obliga a los bancos a vender activos, lo cual empuja a la baja el precio de dichos activos, lo cual hace que la gente se preocupe aún más por la solvencia. Los Gobiernos pueden poner fin a esos círculos viciosos con una inyección de capital; en este caso, sin embargo, la propia solvencia del Gobierno de España estaba en duda, de modo que el capital tenía que venir de un fondo europeo más grande.
    Así que no hay nada necesariamente malo en este último rescate (aunque muchas cosas dependen de los detalles). Lo que llama la atención, sin embargo, es que al mismo tiempo que los dirigentes europeos acordaban este rescate, estaban enviando señales claras de que no tienen intención de cambiar las políticas que han dejado sin trabajo a casi una cuarta parte de los trabajadores españoles (y a más de la mitad de los jóvenes).
    Y lo más curioso: la semana pasada, el Banco Central Europeo se negaba a bajar los tipos de interés. Todo el mundo se esperaba esta decisión, pero eso no debería impedirnos ver el hecho de que es algo tremendamente extraño. El paro se ha disparado en la eurozona y todo indica que el continente se encamina hacia una nueva recesión. Mientras tanto, la inflación se ralentiza y las expectativas del mercado en cuanto a la inflación futura se han hundido. De acuerdo con cualquiera de las normas habituales de la política monetaria, la situación exige una rebaja drástica de los tipos de interés. Pero el banco central se niega.
    Y eso ni siquiera tiene en cuenta el riesgo cada vez mayor de un colapso del euro. Durante años, a España y a otros países europeos con problemas se les ha dicho que solo pueden recuperarse mediante una combinación de austeridad fiscal y “devaluación interna”, lo que esencialmente significa rebajar los salarios. Ahora está absolutamente claro que esta estrategia no puede funcionar a menos que haya un crecimiento sólido y, sí, un grado moderado de inflación en el “núcleo” europeo, principalmente en Alemania (lo que da otra razón más para mantener bajos los tipos de interés e imprimir montones de billetes). Pero el banco central se niega.
    Mientras tanto, los funcionarios de alto rango afirman que la austeridad y la devaluación interna realmente funcionarían simplemente con que la gente creyese de verdad en su necesidad.
    Fíjense, por ejemplo, en lo que Jörg Asmussen, el representante alemán en la junta directiva del Banco Central Europeo, acaba de decir en Letonia, que se ha convertido en el ejemplo perfecto de la austeridad supuestamente exitosa. (Antes lo era Irlanda, pero la economía irlandesa sigue negándose a recuperarse). “La diferencia esencial entre, por ejemplo, Letonia y Grecia”, decía Asmussen, «radica en el grado de apropiación nacional del programa de ajuste, no solo por parte de los responsables políticos, sino también de la propia población”.
    Podríamos llamarlo el planteamiento de Darth Vader de la política económica; a todos los efectos, Asmussen está diciéndoles a los griegos: “Vuestra falta de fe me parece preocupante”.
    Ah, y ese éxito letón consiste en un año de crecimiento bastante bueno después de un declive económico con categoría de depresión a lo largo de los tres años anteriores. Es verdad que un crecimiento del 5,5% es mucho mejor que nada. Pero merece la pena señalar que la economía de Estados Unidos creció casi el doble (¡el 10,9%!) en 1934, cuando salía de la peor fase de la Gran Depresión. Pero la depresión distaba mucho de haber terminado.
    Junten todo esto y tendrán una imagen de una élite política europea siempre dispuesta a entrar en acción para defender a los bancos pero, por lo demás, absolutamente reacia a admitir que sus políticas están fallando a las personas a las que se supone debe servir la economía.
    Y nosotros, ¿estamos mucho mejor? La perspectiva a corto plazo de Estados Unidos no es tan sombría como la de Europa, pero los pronósticos de la propia Reserva Federal apuntan a una inflación baja y un paro muy alto en los próximos años (precisamente las circunstancias en las que la Reserva debería estar entrando en acción para estimular la economía). Pero la Reserva Federal se niega.
    ¿Qué explica esta parálisis transatlántica frente a un continuo desastre humano y económico? Sin duda la política forma parte de la explicación; digan lo que digan, las autoridades de la Reserva Federal se sienten claramente intimidadas por las advertencias de que toda política expansiva será vista como si la Reserva acudiese al rescate del presidente Obama. De modo que también se trata de una mentalidad que ve el sufrimiento económico como una redención, mentalidad que un periodista británico apodó en cierta ocasión “sadomonetarismo”.
    Independientemente de cuáles sean las raíces profundas de esta parálisis, está quedando cada vez más claro que hará falta una catástrofe sin paliativos para que haya alguna acción política real que vaya más allá de los rescates bancarios. Pero no desesperen: al paso al que van las cosas, especialmente en Europa, la catástrofe sin paliativos podría estar a la vuelta de la esquina.
    Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y Premio Nobel 2008.
    (c) New York Times Service 2012. Traducción de News Clips.


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