En el anterior post explicamos el por qué es necesario abordar los proyectos de mejora de una forma diferente. Entonces nos dimos cuenta; ¡habíamos estado utilizando un supuesto equivocado para crear nuestros modelos de cambio! Habíamos asumido que la dificultad en emprender y dirigir el cambio, estaba en el análisis de la situación, en encontrar el problema medular, en generar una solución y en desarrollar un plan de acciones para implementarlo. Siempre habíamos dando por sentado, que bastaba con demostrar a los participantes que teníamos la solución correcta y un buen plan para alcanzarla, para obtener su aceptación y apoyo. Por eso fue que nos volvimos expertos en realizar análisis y en desarrollar las mejores soluciones que nuestros clientes podían tener. Nos convertimos en los reyes de las presentaciones en Power Point, utilizábamos Excel y Project con maestría y éramos capaces de convencer hasta a la audiencia más difícil, de que TENIAMOS LA RAZÓN.
Pero la realidad nos gritaba que esto no era suficiente para mover nuestros proyectos a la velocidad que deseábamos. La premisa básica de nuestro modelo de cambio estaba incompleta; TENER LA RAZÓN NO ERA SUFICIENTE. Tener la razón era únicamente el principio.
La implementación de la solución es tan importante como encontrar la solución, pero la experiencia nos decía que en muchos casos, la implementación es un proceso mucho más complejo y largo, que el de obtener un diagnóstico y los planes para implementar la solución identificada. Así entonces, debimos iniciar un nuevo proceso de investigación y estudio.
Primero, necesitábamos entender cual era la razón de que el supuesto “tener la razón es suficiente” estuviera tan generalizado, ¿por qué tantas personas con acervos culturales tan distintos, asumen que TENER LA RAZÓN es suficiente?, ¿por qué muchas de las metodologías de mejora se detienen una vez que se obtiene un plan de implementación? Este entendimiento resultaba de primordial importancia para nosotros, ya que si tanta gente comparte el mismo supuesto, esto implica que existe una razón muy poderosa para hacerlo. No podíamos intentar alterar este supuesto a menos que efectivamente lo entendiéramos a fondo y pudiéramos manejarlo.
En segundo lugar, si tener la razón no es suficiente, entonces teníamos que encontrar los componentes clave para complementar nuestras fases de diagnóstico y planeación. ¿Cuáles eran los elementos que hacían falta en nuestro modelo de cambio para lograr la suficiencia que nos permitiera mejorar dramáticamente el desempeño y los resultados de los proyectos en los que nos encontrábamos involucrados?
En este momento queremos hacer énfasis especial en la palabra “suficiente”. Nunca intentaremos proclamar que hemos encontrado la versión final o el modelo completo para guiar iniciativas de cambio. De hecho, esto es tan diferente en cada caso, que, para algunas personas, es suficiente con decirles que se debe hacer para que ellos vayan y lo hagan, mientras que para algunos otros basta acompañarlos en la realización de un plan realista para lograr que se pongan en movimiento y logren los resultados deseados.
Medite por unos minutos y anote los elementos que usted considera necesarios para complementar la implementación de una idea o solución “correcta”
¡Quedo a la espera de sus comentarios!
Profesor de Dirección de Operaciones
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* Los contenidos publicados en este post son responsabilidad exclusiva del Autor.
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