IEDGE- ¿Vamos a Abilene?


La toma de decisiones en un grupo de personas es un proceso extremadamente complejo. Los miembros del grupo ya sea una familia, una pareja, unos amigos, una junta directiva o un Consejo de Administración, han de saber intercambiar la información, las opiniones y las preferencias relevantes para tomar una decisión que se considere correcta para todos. Sin embargo a las personas por lo general a la hora de participar en la toma de decisiones se nos dificulta decir lo que en realidad pensamos y exponer nuestras preferencias de forma abierta, si bien, por cortesía, por prudencia, por temor o por no causar un enfado en el equipo nos reservamos nuestra opinión o peor aún asentimos por no señalarnos. Es fácil caer en una trampa, la de pensar que uno es la única persona discrepante y que todos los demás piensan unánimemente lo contrario. Luego, casualmente en un momento de espontaneidad sale a la luz las verdaderas opiniones que coincidían. Este proceso que es muy frecuente en la comunicación entre los seres humanos se le conoce como la Paradoja de Abilene.  Así fue nombrado por Jerry B. Harvey en razón a una circunstancia personal que lo llevo a identificarlo.

Una calurosa tarde en Coleman, una familia compuesta por suegros y un matrimonio está jugando al dominó cómodamente a la sombra de un pórtico. Cuando el suegro propone hacer un viaje a Abilene,  ciudad situada a 80 km., la mujer dice: «Suena como una gran idea», pese a tener reservas porque el viaje sería caluroso y largo, pensando que sus preferencias no comulgan con las del resto del grupo. Su marido dice: «A mí me parece bien. Sólo espero que tu mamá tenga ganas de ir.» La suegra después dice: «¡Por supuesto que quiero ir. Hace mucho que no voy a Abilene!»

El viaje es caluroso, polvoriento y largo. Cuando llegan a una cafetería, la comida es mala y vuelven agotados después de cuatro horas.

Uno de ellos, con mala intención, dice: «¿Fue un gran viaje, no?». La suegra responde que, de hecho, hubiera preferido quedarse en casa, pero decidió seguirlos sólo porque los otros tres estaban muy entusiasmados. El marido dice: «No me sorprende. Sólo fui para satisfacer al resto de ustedes». La mujer dice: «Sólo fui para que estuviesen felices. Tendría que estar loca para desear salir con el calor que hace». El suegro después refiere que lo había sugerido únicamente porque le pareció que los demás podrían estar aburridos.

El grupo se queda perplejo por haber decidido hacer en común un viaje que nadie entre ellos quería hacer. Cada cual hubiera preferido estar sentado cómodamente, pero no lo admitieron entonces, cuando todavía tenían tiempo para disfrutar de la tarde.

 

 http://www.youtube.com/watch?v=d__X90fSsZA

 

El fenómeno ocurre cuando un equipo o grupo cae en ideas, actividades o decisiones desacertadas que ningún miembro de tal grupo quiere pero que tampoco ningún miembro está dispuesto a expresar objeciones. Este proceso encierra esencialmente una especie de confabulación, que pasa inadvertida para los participantes. Ninguna organización y equipos de trabajo están libres del riesgo de sufrir de éste proceso. Sin embargo son más proclives a él las organizaciones altamente cohesionadas, en las que adoptar una postura crítica o contraria corre el riesgo de ser percibida como una traición, falta de integración o sentido de pertenencia. El peligro que encierra este proceso es que cuando se produce las personas no se dan cuenta de él, de aquí radica la dificultad de hacerle frente.

Por  tal razón es de vital importancia crear un ambiente en el que se puede expresar el desacuerdo sin riesgo al rechazo o represalia.

“…entiendo que todos estamos en completo acuerdo sobre esta decisión …entonces propongo que pospongamos la discusión de este asunto hasta nuestra próxima reunión para darnos tiempo para crear desacuerdo y tal vez entender mejor de que se trata realmente esta decisión”  Alfred P. Sloan Director General de General Motors a principios de siglo

La teoría explica de forma muy ilustrativa cuando las decisiones de trabajo son incorrectas y postula que en situaciones críticas existe una tendencia a tomar decisiones poco satisfactorias. La salida es difícil, se requiere de Inteligencia Emocional y una alta autoestima para superar el temor a ser rechazado por decir lo que nadie se decide a decir. Solo una postura segura y crítica permite salir de esta trampa.

 

Recuerde la última vez que usted tomó una decisión entre varias personas, ¿Expreso realmente lo que pensaba?

 

¡Espero sus comentarios!

 Silvia Ahumada (@silvia_ahumada)

Profesora de Dirección de Personas

Nota: Para aprender de una forma práctica y rápida sobre éstos conceptos, le invitamos a que consulte la Especialidad Europea en Dirección de Personas.

 

* Los contenidos publicados en este post son responsabilidad exclusiva del Autor.

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Fuentes:

Notas del Autor

Harvey, Jerry B., The Abilene Paradox and Other Meditations on Management, AMACOM, 1974.

 

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