Hoy por hoy resulta muy difícil la convivencia, aún cuando por naturaleza las personas somos seres sociales. Los países se enfrentan, los colaboradores en la empresa no se hablan, las familias se rompen, la agresividad se dispara. Y es que la sociabilidad supone una capacidad para la buena convivencia que no es igual en todas las personas y creemos que el origen se encuentra en lo más profundo del temperamento. La cuestión ahora en crisis es que la creencia que el otro puede ser fuente de ayuda, satisfacción y plenitud se ha roto, y solo se piensa que las relaciones sociales nos llevan a decepciones, exigencias, miedo y amenazas.
Esta dificultad hace que los seres actuemos de forma “individualista”, es decir, buscamos cosas distintas entonces no nos entendemos y nos enfrentamos. Al final el deseo individual nos separa, y los proyectos comunes, en cualquier ámbito, nos unen.
El individualismo entonces obstaculiza la convivencia y gran parte de las disfunciones sociales que vivimos provienen de ese hecho, pero por varias razones – y después de una larga historia de fracasos- nuestra cultura defienda a “la persona” y no a la comunidad, como gran valor. En una época de enorme competencia pero de gran individualismo ¿Cómo recuperar los vínculos sociales a partir de individualidades encastilladas? ¿Cómo instaurar la colaboración?
Una buena propuesta es lo que compartí en el campo este fin de semana con un grupo de amigos, hay que pensar en la “Individuación” más que en el individualismo.
Individuación significa ser “individuo. A diferencia del “Individualismo”, mal entendido por nuestro tiempo, la Individuación también podría llamarse “Ser uno mismo” o “Autorrealización”. Este principio de individuación es definido desde la psicología analítica de Carl Gustav Jung.
Entender la individuación facilita la vida y más aún promueve la felicidad en los participantes. En la empresa, de las relaciones profesionales esperamos la ausencia de problemas, un buen grado de colaboración y trabajo en equipo. De las relaciones de amistad, familiares y de pareja esperamos amor y felicidad. Una buena colaboración promueve el bienestar de cada persona y ayuda a ampliar las posibilidades intelectuales, económicas, políticas y afectivas. Por el contrario una convivencia dañina produce miedo, hastío, depresión, violencia, obstaculiza el propio progreso y establece sistemas de dependencia y dominación.
En la individuación el objetivo o meta que alinea todo es la creación de un nuevo modo de vida común que equilibre los deseos personales y los de los demás, las pretensiones de los otros y las mías.
Algunos objetivos necesarios para la Individuación:
La Individuación nos introduce en una dinámica expansiva acelerada por la globalización actual. Todos al ser “ciudadanos del mundo” debemos saber cómo relacionarnos intratégicamente. Necesitamos desde la empresa, desde la familia y en la sociedad misma una Individuación transcultural, es decir que pueda universalizarse de algún modo y que resuelva, entre otras cosas, el choque entre las personas. En todo caso, la felicidad de cada individuo debe ser compatible con la de los demás.
Gracias Eva por compartir.
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Notas del Autor
Silvia Ahumada (@silvia_ahumada)
Profesora de Dirección de Personas
Nota: Le invito a que consulte la Especialidad Europea en Dirección de Personas
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