El ser humano evoluciona desde su nacimiento, experimenta cambios cuando crece y se reproduce y lo deja de hacer hasta que muere. Cambiar es signo de desarrollo y en las empresas hoy es algo que no podemos evitar. Lo que no es igual para todos, es el significado que percibimos del verbo cambiar.
Para el 55% de las personas cambiar significa quitar algo, restar recursos o eliminar a alguien. En las compañías esto lo vemos reflejado cuando el cambio se asocia con recorte de personal, disminución de presupuesto, eliminación de puestos, cierre de unidades de negocio, reducción de la jornada laboral, ajuste en prestaciones o eliminación de tecnología.
El 38% de las personas registra el cambio como mover algo de su lugar: establecer movimientos internos de personas, enroques, transferencias, cambios de área, movilidad regional, movimientos físicos, outsourcing, outplacement, departamentalización, centralización, o incluso cambiar de proveedor.
Pero cambiar es realmente agregar, adicionar, conjuntar, sumar esfuerzos, como sólo el 7% de las personas lo percibe.
El percibir un cambio como adhesión facilita el proceso del mismo, porque el enfoque es del entorno hacia el individuo, es receptivo, como ocurre en la Teoría de la Percepción de O’ Connor y Seymur, que afirma que el 55% de la percepción de una persona se centra en la imagen, por eso la tendencia de ver la acción de cambiar como quitar algo de lo que tu visión alcanza a detectar. El 38% lo centra en el tono de la voz, que en ocasiones por ser imperativo o con un color de orden o mandato, genera la idea de cambiar como mover algo de su lugar. Y sólo el 7% de la percepción es el contenido de lo que se dice, el significado de las palabras, que es la base para interpretar un proceso de cambio como suma de elementos: ¿Qué necesito incorporar para vivirlo? La respuesta es, todo lo que puedas agregar para facilitar la experiencia de cambiar.
Cambiar es experimentar, y la experiencia es como repite la Dra. Silvia Ahumada “No es lo que te pasa, sino lo que haces con lo que te pasa.” . Cuando cambias incrementas tu experiencia, sumas éxitos y fracasos, agregas valor a lo ocurrido, y es por eso que creces como persona y desarrollas tu talento. Todo está en función de agregar lo que haces con lo que te sucede a tu experiencia.
No me ha tocado conocer a ninguna persona que quiera quitarse experiencia, o que en una entrevista reste de su CV las empresas en las que ha trabajado, o que omita sus competencias principales que empatan perfectamente con la posición que se está buscando para subir de puesto.
Por lo tanto la experiencia cronológicamente tampoco la puedes mover de lugar: no es posible terminar un MBA a los 5 años de edad, o casarte y tener hijos a los 7 meses de haber nacido, o nacer con 77 años de experiencia.
Cuando eres consciente del verbo cambiar y lo aplicas a ti, no pretendes eliminar experiencia, porque lo vivido no lo puedes borrar, ni tampoco persigues mover las cosas de lugar, por el contrario buscas agregar vivencias y estar abierto a lo que está por venir para incorporarlo a tu trayectoria personal.
Porque el cambio es evolución y evolucionar es crecer, conjuntar, adicionar y por lo tanto agregar lo que te llevó realmente a cambiar.
FUENTE:
Notas del autor
Roberto Romero (EMBA)
Profesor de Dirección de Personas
Nota: Le invito a que consulte la Especialidad Europea en Dirección de Personas
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