IEDGE – Una forma distinta de ser Inteligente


Conversando con empresarios he encontrado cierta percepción equivocada en cuanto a la inteligencia emocional. Por ejemplo, la Inteligencia Emocional no significa  simplemente “ser empático” En circunstancias estratégicas, puede requerir, por el contrario, ser directo, enfrentar a una persona para hacerle ver una verdad importante, aunque molesta.

La Inteligencia Emocional no significa dar rienda suelta a las emociones. Como lo hemos comentado en otros post,  es la capacidad para dirigir las emociones, de modo tal que se expresen con efectividad, permitiendo la toma de decisiones y las relaciones interpersonales de forma consistente.

Tampoco es una cuestión de género. Las mujeres no somos “más inteligentes” emocionalmente que los hombres, ni viceversa. Cada persona tiene un perfil con puntos fuertes y puntos a mejorar. Algunas personas pueden ser simpáticos pero carecer de la capacidad para controlar sus nervios, otras personas pueden captar el cambio más sutil en su propio sentido del humor y ser socialmente inadaptados. En todo caso sabemos que las mujeres en promedio tenemos mayor conciencia de nuestras emociones, sin embargo, los hombres son más optimistas, seguros de sí mismos, se adaptan con más facilidad y manejan mejor el estrés. En general las fuerzas y debilidades de hombres y mujeres se compensan de modo que en función a la inteligencia emocional, no hay diferencia entre sexos.

No son los genes los que determinan nuestro nivel de inteligencia emocional, tampoco se desarrolla solo en la infancia. A diferencia del cociente intelectual, que después de la adolescencia cambia muy poco, la inteligencia emocional se puede formar y continúa desarrollándose a medida que avanzamos por la vida y tomamos aprendizaje de las experiencias, nuestra capacidad, en éste sentido, puede seguir creciendo. Esto es en resumen lo que conocemos como Madurez.

A medida que cambian las empresas, también lo hacen las personas que la forman y el perfil que requieren para destacarse. Al evaluar datos sobre las capacidades en las personas con alto desempeño a lo largo de varios años surgen dos competencias que influyen notablemente, la formación de equipos y la adaptación al cambio.

En una investigación que realizamos recientemente sobre lo que buscan las empresas para contratar, las competencias técnicas ahora son menos importantes, que la capacidad subyacente de aprender. Entre las capacidades que destacan tenemos:

  1. Saber escuchar y comunicarse
  2. Adaptabilidad y respuestas creativas ante los cambios y los escenarios adversos
  3. Autocontrol, confianza en sí mismo, automotivación
  4. Consistencia para integrar equipos de trabajo
  5. Habilidad para negociar desacuerdos y manejar los conflictos
  6. Liderazgo emocional
  7. Iniciativa

 

La empatía, la posibilidad de ver las cosas en perspectiva y la colaboración además de mejorar el rendimiento, permite la adaptación a las nuevas condiciones que plantea el entorno. Las empresas más eficaces son emocionalmente inteligentes debido a su claridad de objetivos, la confianza y compromiso de las personas que la forman  y la capacidad de “leer” las emociones de sus clientes, colaboradores y su entorno.

 

¡Espero sus comentarios!

 

Silvia Ahumada (@silvia_ahumada)

Profesora de Dirección de Personas

Nota: Para aprender de una forma práctica y rápida sobre Inteligencia Emocional, le invitamos a que consulte el Curso Práctico Europeo de Inteligencia Emocional 

* Los contenidos publicados en este post son responsabilidad exclusiva del Autor.

Fuentes:

Notas del Autor.

Daniel Goleman.


Comentarios


  1. Javier Cardenas
    comento el día 16 de octubre a las 9:47 pm (#)


    Definitivamente uno de los post mas interesantes que leído, en esta ocasión, me sucedió como ida a misa, todo tuvo sentido en un instante…

    El verdadero poder de cada uno, se centra en la habilidad que tenemos como inteligencia emocional. Potencializarla es parte de la conciencia y madurez de cada quien.

    saludos.


  2. Silvia Ahumada
    comento el día 16 de octubre a las 10:24 pm (#)


    Javier:

    Me alegro que sirva. Estoy segura que para ser competitivos como empresa y como personas dependeremos cada vez más de nuestra capacidad de ser emocionalmente inteligentes

    Gracias por el comentario

    Saludos


  3. lucio galan basulto.
    comento el día 17 de octubre a las 12:47 am (#)


    Buen día profesora.

    La inteligencia emocional de la que mucho se ha mencionado es una cuestión de la madurez que se va adquiriendo en el día a día con experiencias tanto positivas como negativas es algo que se puede aprender y desarrollar si se trabaja mucho en nuestra capacidad de poner atención, disciplina y voluntad para nadie esta vedada esta oportunidad.


  4. Alejandra Torres
    comento el día 24 de octubre a las 10:47 pm (#)


    Muy interesante post Silvia, las competencias que destacan van mas alla del saber en si y de poder ser émpatico. Ademas el hecho de poder desarrollar nuestra inteligencia, deja claro una vez mas que uno nunca termina de prender.

    saludos


  5. Silvia Ahumada
    comento el día 25 de octubre a las 12:17 pm (#)


    Gracias Alejandra, Las emociones amplían claramente la inteligencia, pero el pensamiento pone la emoción en perspectiva y hace que tenga sentido (usar la cabeza para dar sentido a la experiencia)
    Hay que salir de la zona de confort y sacar provecho de nuestras emociones, ya que incrementan el aprendizaje, pues marcan las vivencias con el sello de “esto no lo voy a olvidar”
    Saludos


  6. Marina Ocon
    comento el día 02 de octubre a las 1:18 am (#)


    Hola Silvia

    Me gusto mucho este blog,

    Sobretodo donde habla de saber «dirigir» nuestras emociones; no esconderlas, no sacarlas, solo guiarlas!!

    Por otra parte, definitivamente cuando hablamos de inteligencia emocional y liderazgo, la COMUNICACION aparece en primer termino pues es importante y necesario saber comunicar objetivamente mas que con empatía.

    saludos!
    marina


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